Temporada 2 Episodio 4: Tequila Don Porfidio: a mexican telenovela
Hablar de Martin Grassl es hablar de la historia reciente y el resurgimiento del tequila
Al momento de escribir esto, no he podido encontrar un artículo en español que cuente para bien o para mal la historia de Ponciano Porfidio. Para los más jóvenes en el mundo del tequila, puede que ni siquiera sepan de su existencia. El legado del que fue el primer tequila “ultra premium” parece haberse evaporado.
Don Ponciano Porfidio, pseudónimo adoptado por Martin Grassl, es un empresario austriaco que llegó a México en 1991 con 24 años y diez mil dólares, impulsado — por su admiración a las mujeres mexicanas — a cumplir un sueño, revolucionar la industria tequilera.
Según cuenta el propio Grassl, la industria tequilera tenía, a su parecer, cuarenta años de atraso; pensó que podía de adaptar procesos europeos a la producción de este destilado. Aunque Martin se encontró con que los empresarios nacionales eran muy celosos con su bebida y no veían con buenos ojos la irrupción de un europeo, pues tenían la ley de su lado, la cual contemplaba que los extranjeros no podían participar con más del 49% en la industria tequilera, razón que, junto con la falta de capital (la mayoría la invertía en el diseño, envase y marketing), hizo que comprara tequila maquilado (aunque según Grassl nada más alquilaba las destilerías y él ponía sus propias cepas de levadura) y solo lo envasara, hasta 1998 cuando abrió su propia destilería/parque de diversiones en Puerto Vallarta.
Para 1991 el tequila seguía siendo una bebida cantinera y populachera, como la imagen plasmada en las películas de la época del cine de oro mexicano. Martin Grassl decidió que su tequila de gran calidad sería exportado, pues eran los extranjeros quienes estarían dispuestos a pagar los elevados precios, según cuentan que llamó a su tequila Porfirio, pero los no hispanohablantes no podían pronunciarlo, y que fue por eso que cambió el nombre a Porfidio. Si me preguntan, parece historia inventada posteriormente.
En 1970, México producía 23 millones de litros de tequila, de los cuales se exportaban apenas casi tres. Para 1998 la producción fue de 170 millones y ya se vendían al exterior casi 87, es decir el 50%. En 2017 las cifras fueron de 255 millones de litros producidos y 200 millones exportados. De ese tamaño ha sido el crecimiento de la industria tequilera, pero, sobre todo, el interés de los extranjeros por la bebida. Parece que Grassl estaba en lo correcto.
Don Ponciano Porfidio se dio cuenta que no bastaba con ser una bebida de mil dólares, tenías que parecerlo, así que se asoció con un fabricante de vidrio alemán para producir la famosa botella del cactus verde en el fondo, algo innovador pues en aquel tiempo, la única distinción era pegar la etiqueta a la botella.
Martin introdujo a la industria tequilera el cocimiento en autoclaves, así como mejoras en la destilación para eliminar la cabeza y la cola (alcoholes pesados y metano) causantes de las temidas crudas asociadas hasta entonces con el consumo de tequila, dejando únicamente el centro o corazón de dicho proceso. Para 1993 es el primero en utilizar la frase “Triple destilación” truco barato publicitario que sigue utilizándose en algunos tequilas para hacer creer que es un producto de mayor calidad (pues triple parece mejor que doble); aunque podría reflejar lo contrario, al ser un tequila que requirió una tercera destilación para alcanzar el nivel de alcohol deseado. En el siguiente año se le ocurre crear la categoría extra añejo, para nombrar a su tequila de más de tres años en barrica, dicha categoría ha pasado a ser un estándar en la actualidad.
En 1996 Porfidio recibió un puntaje de 98/100 superando a Patrón (96), Sauza (94) y Herradura (92) como el mejor tequila añejo en un certamen en Francia. En ese año el tequila 100% agave representaba el 5% de la producción, para 2001 ya representaba el 30%, 42% en 2013 y ya 55% en 2017.
Con el aumento de la calidad, así como la maduración de la industria y el mercado, en la actualidad no resulta extraño gastar $500 en un tequila blanco, o miles de pesos en un extra añejo, en 1996 una botella de Jimador costaba $50, Cazadores o El Tapatío costaban $77, todos estos reposados, un añejo como el Siete Leguas tenía un precio de $490, mientras que Don Porfidio blanco costaba cerca de los $700 pesos, una locura para la época.
En el año 2000 para recibir el Nuevo Milenio, Don Porfidio lanzó una botella llamada “Marriage de Paloma Porfidio” a un precio de dos mil dólares, lista para exprimir la cartera de sus extranjeros consumidores, pero no fue lo único que le trajo el nuevo milenio a Ponciano Porfidio.
El Consejo Regulador del Tequila vs Don Porfidio
Informador, Sección Economía 12 de Junio de 2001 página 53
Junio de 2001
El Consejo Regulador del Tequila demanda a Martin Grassl por falsificación y uso indebido de documentos, utilización de certificados falsos de exportación, además de envasado y venta de tequila adulterado.
Se prohíbe la venta en México de Tequila Don Porfidio esto después de que en una inspección sorpresa se descubrió el uso de otros agaves distintos al tequilana weber y que se mentía en el porcentaje de alcohol declarado.
Se prohíbe la exportación de productos fabricados por la Destilería Porfidio.
La ANTAD (Asociación Nacional de Tiendas de autoservicio y departamentales) ordena a sus agremiados a retirar cualquier producto de Don Porfidio de sus anaqueles
Se decomisan 42,000 litros de tequila porfidio por ser falso.
Marzo de 2002
La llamada Francesa
En una historia digna de película de robos y fraudes de Hollywood, Ciati un importador francés, realizó una llamada a Guadalajara directamente al CRT, acaba de recibir un cargamento de Tequila, entre ellos Porfidio a un precio muy bajo, eso levantó sospechas, Ciati había recibido 255,000 mil litros: apócrifos.
Una empresa fantasma supuestamente ubicada en el estado mexicano de Aguascalientes, llamada Merle vendió el destilado a Pharmco un broker estadounidense, este subió el cargamento a barcos, donde con documentos falsos, lo hicieron pasar por tequila y con la NOM de Porfidio, hasta como 100% Tequilana Weber, lo peor no era ni siquiera destilado de agave, era alcohol de caña y ni siquiera mexicano, era alcohol cubano.
Enero de 2003
Lo detienen
Es detenido en Panamá por la interpol, país a donde había mudado sus oficinas administrativas; en Octubre de ese mismo año Martin Grassl gana el juicio al Consejo Regulador del Tequila
Actualmente se encuentra produciendo un destilado llamado single agave, 100% agave americana edition, destilado en la India. ¿Cómo llegó el agave a la India? Dato curioso, el agave fue llevado de México a la India por la reina Victoria para cercar el ferrocarril, para evitar que atropellara a la vacas que son sagradas.
El Tequila, como el amor y el café, no es para los de corazón tibio
Martin Grassl
Aprovecho este espacio para felicitar a nuestro compañero y amigo Jonathan Kleemann, quien el pasado martes se estrenó como papá.
Ya lo sabe, sigamos la conversación en Instagram @elpinch3pepe
Don Porfidio Cactus azul
Tipo de tequila: NO ES TEQUILA
Alcohol: 39.5 grados
Precio: 1500 pesos (MEX)
Lote botella probada: Desconocido
La botella que pude conseguir es del 2007, etapa en la que Grassl ya no podía utilizar el nombre tequila, y según él, es agave mexicano, envasado en la unión europea; de hecho esta bebida triple destilada, es de la llamada Super-Jalisco, que quién sabe qué signifique.
El envase, es la clásica botella transparente con el cactus al fondo, en este caso el cactus es azul, no verde, entre los coleccionistas así se le conoce “don Porfidio cactus azul”, en verdad aún hoy, en que el envase ya es parte importante de un tequila, sigue llamando mucho la atención, y siendo sincero, se ve muy bonito el cactus al fondo.
Aroma: Dios mío, huele artificial, alcohólico, medicinal, sin duda esto pasó por una sobredosis de difusor, si uno se esfuerza, quizás logre imaginar un leve olor a agave crudo.
Sabor: A tequila no sabe, es fresco eso sí, neutro, un poco a frutos secos, no me quedé con las ganas de comparar su sabor con un destilado neutro, me serví una copa de Absolut (es el vodka que tengo); la única diferencia relevante, es que el Absolut es seco, un vodkila en toda la extensión de la palabra.
Mire, es coleccionable por su historia, pero si no colecciona, ahórrese esos $1500 y gástelos en, al menos, tres botellas mejores.
