México: La Mentira más Vieja y Grande de Méjico

México: La Mentira más Vieja y Grande de Méjico

“¡Estar orgulloso de tu nacionalidad, raza, sexo, o cualquier accidente existencial, es tan absurdo como estar orgulloso de tu predisposición al cáncer de colon. No lo escogiste, no hay orgullo en algo que no se hizo por propia voluntad…”
George Carlin.
Jammin’ in New York.

Méjico Máxico, un cuento surrealista…

Generalmente me tomo mi tiempo cuando vengo desde la nada para explicar mi percepción sobre un tópico. Esta vez iniciaré con un disparo, obviamente no una flecha:

México NO es un país cuyos orígenes están en los pueblos indígenas, no tengo nada contra ellos, los respeto como lo hago con cada ser humano (siempre y cuando se merezca ese respeto), pero NO, las raíces de este país no están en los pueblos indígenas.

El origen de este país está en los descendientes de europeos(criollos) que decidieron dejar de rendirle tributo a aquellos europeos que siglos antes ya habían saqueado y despedazado a los pueblos indígenas. Los criollos armaron una guerra contra España para lograrlo (utilizando a los indígenas como carne de cañón por supuesto); el mestizaje tiene su origen seguramente en europeos que abusaron sexualmente de sus esclavas indígenas (tal vez unos cuantos se enamoraron, tal vez, pero es muy dudable dada la cultura elitista y racista de los europeos de la época), y si PRESTAS ATENCIÓN, las culturas indígenas han sido más que rezagadas; lo peor es que en vez de tener un comportamiento inclusivo con ellas, se les trata como “objetos de estudio”, y aquellos que las defienden e incluso se visten como ellos no se dan cuenta de la tendencia a la exclusión que en realidad fomentan. No estoy en contra de la exclusión, de hecho es un proceso natural, la cultura incluyente no está a favor de los individuos sólo de su agenda mediática y lucrativa.

Tras la “independencia”, y con el único motivo de generar un “nacionalismo” para que los esclavos siguieran siendo esclavos (como es hasta la fecha), se inventó eso de que las raíces de este país estaban en sus pueblos indígenas, y con el paso de los siglos el país entero comenzó a sufrir una especie de mitomanía y se creyó su propia mentira, la cual fue reforzada cuando llegó el poder mediático.

Nuestro país tiene su origen en un sincretismo producto de una invasión y una colonización de 500 años: hablamos español oficialmente, con unas cuantas palabras en náhuatl que fueron “españolizadas” como “cuate”; la arquitectura de casi todo el país es totalmente hispánica (o francesa gracias a Don Porfirio); la comida es una verdadera mezcla entre lo que los españoles solían comer pero usando artefactos que surgieron en realidad durante la misma colonia; se mantiene el uso del maíz como alimento principal y del barro para crear, pero no se sabe realmente cómo eran usados estos por los aztecas; somos una nación mayormente católica debido a una cruel evangelización, aunque me atrevería a decir mas bien guadalupana (una prueba más del sincretismo mencionado).

El nivel de intento fallido de identidad nacional es tan grande que, al declararnos una “nación con raíces aztecas”, no sólo estamos mintiéndonos a nosotros mismos y al resto del mundo, sino que estamos olvidando que los aztecas fueron sólo uno de tantos pueblos prehispánicos que habitaron este lugar.

Yancuic Xihuitl, un lente europeo roto…

Este objeto que se muestra en la imagen es la Piedra del Sol, y es común e incorrectamente llamado Calendario Azteca; el motivo por el que esto ha sucedido es porque es el único monolito que tenemos que nos da una idea de lo que sería precisamente el calendario que usaba esta cultura.

Tuve un día una discusión con unos fanáticos anti-indigenistas que afirmaban el atraso del Imperio Azteca argumentando que no conocían la rueda… La imagen es suficiente argumento para que se pongan a estudiar historia.

La Piedra del Sol nos da una idea de la cosmogonía y los cultos a los ciclos solares (para las culturas antiguas, o por lo menos la mayoría de ellas el sol era un Dios), con los que los aztecas probablemente “medían” el tiempo; dentro del monolito se describen los movimientos de los astros y algunos ciclos en donde los “meses” duraban 20 días, los “años” 18 “meses” y los “siglos” 52 “años”. La Piedra del Sol es nuestra única manera de inferir cuándo es que los aztecas celebraban el Yancuic Xihuitl o “Año” Nuevo, el cual ha sido asociado al 12 de Marzo aunque muchos antropólogos e historiadores lo asocian a otro posible calendario: el Xiuhpohualli y el cual se festeja el 1ro de Febrero.

Es posible que el Yancuic Xihuitl de la Piedra del Sol sea en realidad la fecha en la que se celebraba el Tlacaxipehualiztli para honrar al Dios Xipe Tótec…

Nunca lo sabremos con certeza. Nunca sabremos nada de esto con certeza pues no son nuestros orígenes.

¿Por qué he escrito “meses”, “años”, “siglos” con comillas?

Porque queramos o no aceptarlo, y sin la intención de negar el sincretismo que hubo entre las culturas prehispánicas (en este caso los aztecas) y los conquistadores europeos, así como el mestizaje, en realidad el origen de nuestro país se encuentra en este sincretismo nacido durante la era de la colonia y no en la cultura azteca, así como en la interpretación que los criollos dieron al lenguaje de los indígenas esclavizados: “Meses”, “años” y “siglos” son palabras de origen europeo, usadas por los europeos para medir el tiempo, y dado que la Piedra del Sol es la única referencia que tenemos para saber cómo ellos hacían esto, nuestra idea de su calendario y de todo el mundo prehispánico es sólo (y muy desafortunadamente) una interpretación.

Tal vez al leer esto sientas un ruido en tu piel y en tu identidad como mexicano, sin embargo, y pasados los siglos, fue gracias a este sincretismo y a esa interpretación europea (fallida o no) que México es un país tan rico en tradiciones y cultura, en colores y matices, en gastronomía, en la belleza de sus lugares, en su música, en su abundancia en materia cultural… Ya decía José Vasconcelos en su ensayo La Raza Cósmica que Latinoamérica representaba la evolución de la humanidad gracias a su diversidad racial y cultural.

Es importante dejar en claro algo: no somos culpables de nuestro origen y al mismo tiempo no hay motivo para estar orgullosos del mismo. El comediante estadounidense George Carlin solía decir que uno sólo debe estar orgulloso de aquello que ha logrado por sí mismo y voluntad, pero aún así es importante hacerle honor y celebrar a este pueblo que alguna vez dominó estas tierras, creció y se convirtió en algo glorioso, “tan glorioso como Roma…” en citando a Hernán Cortés en sus Cartas de Relación.

Siendo del todo honestos, tanto Vasconcelos como Cortés estarían decepcionados del cómo esto ha terminado: Tenochtitlan un lago seco cuyo ecosistema ha sido destruido y está hundiéndose entre el fango, en el fondo de alguna caguama y aquellos que se comportan como primates en el metro, y Latinoamérica… Este ya es otro tema.

Guadalupe Tonantzin, una historia de horror…

Empezaré con un dato curioso: la palabra Guadalupe tiene su origen en el árabe, sí, en el árabe: “Wad Al-Hub” ue significa “Río de amor”. En la comunidad española de Extremadura se ubica el Río de Guadalupe, llamado así por los moros que invadieron la Península Ibérica hace unos 900 años. Entre tantos de los muchos cuentos que pasaron por tradición oral gracias a los juglares de aquella época, existe el de una mujer que dio a luz con ayuda del río y tras eso el valle, de clima seco anteriormente, se llenó de árboles y flores.

Realmente no creo que aquellos criollos que planearon la independencia se hayan inspirado en esta historia para crear a la “Virgen de Guadalupe”, aunque podría ser; el nivel de coincidencia es alto y hasta el más terrible villano o psicópata puede ser conmovido. Lo que definitivamente pienso es que OBVIAMENTE tomaron a la Virgen María de la tradición cristiana y la fusionaron (dadas sus características) y esto fue el embrión de esta deidad católica completamente mexicana.

“Quieres manipular y educar a un pueblo, crea mitos…” Decía el mitólogo Robert Graves. Si ya hay un mito, úsalo.

Cuenta el mito que un día de 1531, el indígena chichimeca Juan Diego Cauhtlatoatzin, subió al Cerro del Tepeyac en el Valle de México, y observó aparecer de entre las nubes a la Virgen de Guadalupe.

Este hecho es mencionado en el libro El Gran Acontecimiento de Luis Lasso de la Vega hasta 1649 y su invención es atribuida a Antonio Valeriano, un cuentista en 1556; esto destruiría el mito, ya que esto podría demostrar que no es más que eso: un cuento, no más veraz que La Llorona o la X’ Tabay, o una interpretación de lo que sucedió. Nada extraño, todo México es una interpretación de lo que ha sucedido en un “país”.

Nacional Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, ubicado en el cerro del Tepeyac, actualmente Ciudad de México. Este es el templo católico levantado en honor de la deidad únicamente mexicana. La mayoría de los mexicanos le reza primero a ella cuando tiene algún problema que al mismo Jesucristo; México no es un país católico, es un país cuyo dogma es otra secta: la guadalupana.

Todos los que crecimos en este país conocemos la clásica historia, aquella contada en 1649: Juan Diego sube al cerro, ve a la deidad y baja a contarle a todos asombrado y se presenta con el obispo Juan de Zumárraga por órdenes de ella misma.

La trama no se complica, es más que obvia si te das cuenta que semejante acto (haya sucedido o no) es un cuento manipulado; la Virgen de Guadalupe le pide a un indígena al que se le aparece en el Cerro del Tepeyac donde se solía adorar a la Tonantzin, y esta le pide que le cuente esto a un obispo para que a su vez sea escuchado por criollos, mestizos e indígenas.

Tonantzin era, palabras más, palabras menos, la madre Tierra, así que fue sencillo forzar el sincretismo con la Virgen María de la mitología cristiana.

Trataré de contar el mito del mismo modo en el que se contó cuando se le dio veracidad, basado en la evidencia que tenemos sobre la Era de la Colonia y la Guerra de Independencia, la Santa Inquisición, la masonería, las tácticas brutales de esclavización y demás. Si es que a algo histórico realmente se le puede llamar evidencia…

Es ya consciencia en vida y muerte de todo aquel que reconoce en La Virgen María, Nuestra Señora de Guadalupe a su propia madre, madre de Jescucristo, y de todos nosotros, que San Juan Diego Cauhtlatoatzin fue al bosque una mañana de primavera de 1531, en la cual tuvo la buena fortuna de que sus dueños se encontraban fuera de su mundo, en busca de las semillas que derrama la flor de Ololiuhquí: Tolohuaxihuitl.

Las primeras flores brotaban tras un áspero invierno y su madre y madre de todos, llamada por aquellos que reconocemos la verdad por encima del mito que se convierte en fraude reconociendo a su vez que su valía está en lo que representa y no en su existencia, Tonantzin aparecería como todos los años en lo alto de Tepeyac, y Tolohuaxihuitl eran la puerta a su magnífico recinto en el cielo sin abandonar la vida en carne.

En efecto sucedió, y como cada año el chichimeca regresó amado y purificado por su madre a continuar con sus labores.

Sorprendido por los hombres con telaraña en la cara, como los chichimecas llamaban a sus amos ya sea criollos o peninsulares, Juan Diego Cauhtlatoatzin fue escuchado por ellos. Primero con la supuesta palabra de un Dios europeo y después con la verdadera forma en que este Dios europeo actúa callado, su corazón terminó por aceptar que no fue a la madre Tierra ni a Tonantzin a quien había visto del otro lado de Tolohuaxihuitl; el milagro gachupín había llegado a la mente de fray Juan de Zumárraga, obispo y sucursal de la Corona Española y la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, en aquellos ambos momento y espacio.

Es ya consciencia en vida y muerte de todo aquel que reconoce en La Verdad a su madre, que esto no fue dicho en ningún suspiro de 1531 ni de esta ni de otra manera diferente, sino hasta 1556 por un tal Valeriano, y después cuando un loco, un tal Lasso de la Vega le dio veracidad en 1649.

La Virgen de Guadalupe: prueba del sincretismo entre los pueblos indígenas y europeos: fusión entre la Virgen María y Tonantzin (traducido como “nuestra madre venerada”), término designado a distintas deidades femeninas, principalmente Coatlicue (Diosa de la fertilidad) y Teteoinan (Madre de todos los Dioses), al parecer no existe la casualidad en estos sincretismos.

Post Data, se escribe México con “X”…

El posmodernismo ha generado la absurda idea de que la ortografía es relativa. Muchas personas que comprenden que no somos una nación con raíces indígenas a veces escriben México con “J” (Méjico) para hispanizar la palabra. Como sea es precisamente la “X” la que ya le da su nombre al “país” la que demuestra la independencia criolla esclavizando a los mestizos e indígena.

La “X” en México tiene un origen de doble identidad, por un lado es el sonido de la “J” en el castellano y catalán antiguos, y por otro es el cómo sucedió el proceso gráfico para lograr el mismo sonido del nahuatl. Esto no es un dogma, es una realidad lingüística definida (no le llamas mesa a una silla porque es una mesa y no escribes “meza” ni “siya”). Lo que significa que cualquiera que escriba México con “J” está en realidad escribiendo con mala ortografía. Es decir, está elevando su voluntaria mala ortografía como si fuera un progreso, pero en realidad sólo está escribiendo con mala ortografía y ya, y en pro de ser nacionalistas…

Y ya he citado, en orden de expresar que nadie podría decir mejor mi propia postura, al gran George Carlin en relación con el nacionalismo…

SHARE
sobre el autor

Xavier Bankimaro

Periodista, escritor y filósofo, y poeta.

Publicación Anterior

Deja una respuesta