TheBellRays: Predicadores del Soul&Punk.

TheBellRays: Predicadores del Soul&Punk.

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Voy a decirte algo, cabrón. Baila; muévete como un pinche loco. Patalea. Respira por la boca, toma impulso y brinca. Y después aúlla como un lobo en madrugada. Luego date un respiro y saborea el wah-wah de esa guitarra, deliciosamente funky. Pero sobre todo, déjate embrujar por la voz rasposa, cruda y chingona de la mujer de cabellera afro que secontonea frente a ti. Deja que te hipnotice y no le despegues la vista mientras su cuerpo es poseído por estertores. Hazlo, sin  tabúes, sin miedo. Sin cuestionarte si es Punk o Rock Blues o Soul o si es todo eso junto porque, ¿sabes? No importa; son TheBellRays, güey.

Los conocí en los albores del nuevo siglo con una canción que sonaba tan potente como una aplanadora a exceso de velocidad. Y es que “Fire On The Moon” es eso: un rugido de distorsión acelerada que incita al desmadre. Las referencias obligadas conducen a los Stooges y a los MC-5, monstruos que cimentaron las bases de lo que después se conocería como punk; pero ese ruido lleno de adrenalina es además el perfecto  potenciador para la VOZ (si, con mayúsculas) que sale de las bocinas: ese timbre tan lleno de fuerza que inmediatamente me remite a Aretha Franklin, a Otis Redding o al mismísimo  James Brown, pero de una manera salvaje.

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Se llama Lisa Kekaula, y habrá que aprenderse el nombre porque su voz es rocanrol en estado puro. Y créeme cabrón, no estoy fanfarroneando. Súbele al volumen y compruébalo con tus propios oídos.

Con el guitarrista Bob Vennum, el bajista Justin Andres y el baterista Stefan Litrownik, los BellRays  son una maldita caja de explosivos. Se formaron en California a principios de los noventas, lo que los convierte en una banda longeva, pero el camino recorrido no ha mermado su capacidad para hacer bombas de rocanrol; todo lo contrario: continúan haciendo un ruido cargado de actitud punksoulera, si se me permite el término.

Aquí hay subordinación. Rocanrol de vieja escuela. Desmadre. Guitarras fuzzoneadas, tamborazos rudos y bajeos chonchos. Y es que, ¿Qué quieres que te diga, güey? El maldito rock, el de a de veras, no se explica. Se escucha. Se siente. Se toma. Se fuma.Dejas que te retumbe en el pecho y luego platicas con otros  adictos, otros roñosos, sobre que tanto se te incrustó en la piel, en los huesos.

Y eso es lo que hacen los BellRays: se te quedan clavados como esquirlas de ruido y te hacen brincar y  gritar, mientras te revuelcas en el suelo con una guitarra imaginaria, como en la secundaria. ¿No me crees? Chutate “Change the world”, “Kill the Messenger”, “Hole in the world”, “Black Lightning”, “On Top”, “Stupid fuckin´ People” o “Detroit Breakdown” por mencionar solo algunas.

Y no solo eso; cuando le bajan a la velocidad, los BellRays logran canciones tan cabronamente bonitas que hasta los más rudos y acelaredados deben admitir que esta es una banda de altos vuelos, aun cuando su circuito se percibe lejos de las masas. Temas como  “Have a Little Faith”, “I Can´tHide” o las excelentes “Sun Comes Down” y “Anymore” son muestras de que TheBellRays  tienen oficio y muchas tablas a la hora de hacer canciones melódicas y memorables.

Y es que, sin el afán de caer en análisis sesudos, este combo logra sintetizar la rebeldía de la música negra de décadas pasadas y lo meten a una licuadora con hartas cucharadas de punk rock y lo que sale es una malteada lodosa  lista pa´ que chamacos -y no tan chamacos- ávidos de rocanrol se lo tomen como un chocomilk del pancho pantera. Aquí hay Rocanrol sucio que suda blues. El enorme corazón del Soul que abraza el ruido irreverente del Punk. Garage potente entremezclado con grasoso y elegante Funk. Y los BellRays mezclan todo tan bien y de manera tan natural que logran que su rock se magnifique, se entrone.

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Cabrón, hace años hasta pinté en mi cuarto una frase que resume lo que te estoy tratando de decir: BLUES IS THE TEACHER, PUNK IS THE PREACHER. La leí en un blog cuyo nombre no recuerdo, pero fue como una revelación; una verdad clara y aplastante que me desarmó; Ni siquiera imaginaba que dichas palabras fueron dichas precisamente por la mujer que grita y se retuerce con pandero en mano, poderosa, contundente y de cuya garganta brotan perfectamente amalgamadas furia y armonía. Y es así que Lisa Kekaula hizo de esta frase una filosofía y un estilo de vida.

Girando por el mundo, predicando con fuzz, alma y alarido, ahí van los BellRays, pisando escenarios pequeños en bares y festivales multitudinarios que de igual forma se atiborran de una base firme de seguidores ansiosos de rock que no adolezca de falta de actitud; de rock que no cojee de desmadre o que no esté tísico del espíritu.

Pero, cabrón, no me creas. Mejor abre una cerveza bien fría y escucha a los BellRays. Quién sabe, a lo mejor también te hacen pintar una pared que diga: “El BLUES ES EL MAESTRO, EL PUNK EL PREDICADOR.”

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Ramones Tupatupa

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