Marauder

Marauder

Marauder llega a nuestras plataformas streaming favoritas hace apenas cinco días y también a menos de un mes del segundo concierto Interpolero en la Ciudad de México en menos de un año. A este sexto álbum de estudio se le ha denominado como una “respuesta urgente” para que la banda no derrape en el olvido o rencienda la chispa en este, su segundo aire que empezó a manifestar desde el 2010 con su disco homónimo.

Estas 13 nuevas canciones con las que la banda neoyorquina conforma su nueva entrega, son sin duda las de mayor carácter ecléctico y también el segundo álbum al que más errores le podemos encontrar (el primero en esta última categoría es el disco que llevaría el mismo nombre de la banda hace ocho años), pero en su caso particular, Marauder se puede justificar un poco; y es que, un disco no está conformado esencialmente sólo por los integrantes de la banda, quien lleve la batuta de productor será una piedra angular en la personalidad final de cualquier material sonoro.

Para Maruader esta piedra angular fue Dave Fridman, conocido dentro de este mundillo musical por colaborar con MGMT, Tame Impala, The flaminglips, Mogwai y quién sabe cuántas bandas más. Lo curioso en el caso de su trabajo con Interpol es la rústica producción de su disco; ésta se constó en omitir el uso de Pro Tools y la implementación de cinta de dos pulgadas para la captura del sonido. Con el objeto de transmitir la explosión, colectividad y energía que –si me preguntan- sólo Interpol tiene en sus conciertos. De hacer el disco más humano, vaya.

Además, que tampoco se trabajó con la banda individualmente para finalmente hacer la mezcla definitiva, como se acostumbra, sino que los tres integrantes tocaron al mismo tiempo en los Tarboxroadstudios en NY. Los problemas que inevitablemente vinieron con esto son que el sonido llega a tener mucha ganancia a nivel instrumental por momentos y opacan severamente la voz de Banks. Pese a que dichas descompensaciones en el volumen individual de la banda vienen por parte de Fogarino (batería), es también él mismo quien regala más detalles hipnotizantes en este nuevo álbum.

Ya hemos hablado a niveles técnicos de dónde viene este disco, pero, como concepto y arte, ¿qué representa Marauder?

Es necesario aclarar de primeras que el sexto disco de Interpol, no es el mejor, y que al igual que otros álbumes como El Pintor, Interpol, y Ourlove to admire, está condenado a vivir bajo la sombra de Turnonthebrightlightsy Antics. Pero, ¿qué es, entonces lo que les ha faltado a Maraudery los demás discos?

Lo que le ha faltado a Interpol desde el 2010 es cohesión, pero es injusto lapidarlos por esto, ya que es este año donde Carlos Dengler, fundador y bajista legítimo de la banda, deja la agrupación.  Aun así, el disco creado en ese año, si bien es el “menos mejor” de todos, pudo ser mucho peor. Gradualmente el desprendimiento de Dengler fue superado por la banda y lo han ido demostrando con la creciente calidad en sus discos desde aquel año. Marauderes la consolidación de Paul Banks como bajista-vocalista, Fogarino como baterista indiscutible y Daniel Kessler como guitarrista líder. Todos bien acomodaditos en su sitio.

Con todo esto, el grupo nos trae a nivel instrumental un disco más Interpol que los últimos dos (y tal vez hasta más que Ourlove to admire), con un carácter y letras más orientadas hacia la personalidad de Paul Banks, y es esta divergencia la que puede generar las pequeñas laxitudes que presenta el disco como esos dos interludios que carecen de un significado preciso.

Lo que tal vez le sobró este nuevo álbum fueron expectativas; desde 2002 la banda no ha podido repetir aquello que ellos mismo hicieron. Turn on the bright lights supone un hito musical para el post-punk y posteriormente hasta para la llamada industria indie del rock contemporáneo, y después de 16 largos años y 4 discos han logrado crear algo que arañe la calidad y personalidad de su consolidación como LA banda de Nueva York.

Marauderno es el disco con el que deberías empezar a escuchar Interpol si no los conoces, ni con el que yo le presentaría la banda a un amigo cercano, lo que sí es, es el mejor trabajo de la banda en su segunda etapa y el tercero en su trayectoria general después de TOTBL y Antics, y ya muy personalmente, pronostico que también supone el puente entre lo su último disco “aceptable” y su siguiente gran obra, pero, no empecemos a cargar de expectativas un disco que aún no sabemos siquiera que va aexistir.

Finalizando, prefiero declararme demasiado fan de Interpol como para suponer que puedo emitir una opinión imparcial y objetiva del disco, o mucho menos un valor numérico dentro de una escala de 0 a 100. Así que sólo me limitare a situar este disco el último puesto del podio definitivo de lo que para mí significa la banda, o en otras palabras, el mejor disco de Interpol en los últimos 8 años:

  1. Turn on the bright lights (2002)
  2. Antics (2004)
  3. The Marauder (2018)
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sobre el autor

Victor Bleszinski

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