La persona en medio

Leer un libro implica hacer de su materialidad un elemento más del contenido y no solo pensar esta como un contenedor del texto. Para mí, el objeto llamado libro tiene posibilidades de lectura más interesantes que sólo el de arriba a abajo e izquierda a derecha. Digo esto porque para comenzar a hablar de per so na, el libro más reciente de Yolanda Segura, comenzaré a hacerlo por la mitad.

¿Qué hay en medio de per so na?

Dos Sandras. La persona no humana y la persona humana. Y sus cuerpos, y los derechos sobre sus cuerpos, pero también sobre su muerte y su vida, su recuerdo, su memoria, sus lazos con otras personas. También, en ese espacio central, se hace una pregunta sobre los límites de lo humano y lo no humano, y otra respecto a qué implica conmoverse por una persona.

¿Es importante lo que hay a la mitad de un libro?

Tal vez para la crítica literaria no. Pero si consideramos el libro como un lugar de encuentro que potencia debates, posturas, afectos y prácticas políticas, sí. En medio de este libro hay dos personas y todas sus terceras personas agrupadas, a las que el libro resguarda, lleva consigo, arropa entre preguntas y cuadros conceptuales, entre versos y notas al pie, entre la materialización de una poética que se pregunta y responde desde lo individual que se vuelve múltiple, sobre ciertos estatutos políticos y estéticos actuales urgentes.

per so na es un dispositivo de intersecciones: “todas las definiciones de persona son provisorias.”

Este lugar de encuentro tiene 96 págs. impresas en papel cultural de 75 gr., una cubierta con vivos fluorescentes —como fluorescente era el pantalón de Yolanda el día de la presentación del libro en Ciudad de México—; tiene personas de pixeles negros en portada y otra perreando en la portadilla (porque también hay que ir a buscar a la persona en el baile, en alguna fiesta, disfrutando y sonriendo). Porque este libro es espacio que ensaya sobre las posibilidades de decirnos personas y salir a buscarnos.

Por eso prefiero reconocer per so na como “una serie con espacios abiertos/ un proyecto definitivamente inacabado/ un campo de resistencia”. Y es que el mismo texto apunta a la disposición de sabotear la página, de pensar el verso como una herramienta conceptual, de imaginar una autoría múltiple, entrelazar fondos y discursos para conformar una red donde sostener y replantear la idea de persona que tenemos. Prefiero pensar este libro como un primer espacio de encuentro donde buscar nuestras terceras personas —singulares y plurales, interiores y exteriores.

Y digo primer, porque el libro no termina en su última página. per so na no se cierra, recién comienza al tocar uno de sus límites y hacerlos estallar como aquellas burbujas de colores que uno se encuentra cuando camina acompañado por Chapultepec los fines de semana.

“persona es algo que dice nosotrxs”.