Cae la Noche Tropical

Cae la Noche Tropical
Edouard Duval-Carrié frente al Pérez Art Museum de Miami.

Sólo un artista de la talla de Edouard Duval-Carrié es capaz de concebir una exposición que resume una parte de la historia del Caribe en lienzos que son tan espléndidos como inquietantes.

La exposición, titulada “Imagined Landscapes” (Paisajes imaginados) y presentada en el Pérez Art Museum de Miami, examina la relación de los países del Caribe con sus antiguas metrópolis coloniales.

A primera vista, los cuadros que la componen parecen paisajes oníricos, nocturnos del trópico, envueltos en tonos plateados que refulgen en la negra noche que los alberga, iluminando tanto los lienzos como el elegante ámbito en el que están situados.

Vista general de la exposición "Paisajes imaginados" en el PAMM.

Estos paisajes nocturnos de grandes dimensiones recorren el Caribe, desde Panamá a Haití, poblados de enigmáticas figuras que surgen de entre la naturaleza tropical o de aguas color zafiro. Una de las más sorprendentes, una suerte de hada, tiene por cabeza una estrella.

El espacio de la exposición, que imita esos ampulosos salones europeos al estilo de Versailles, contrasta con los “gobelinos” de Duval-Carrié, que ha cambiado los bucólicos paisajes europeos y las escenas de cazerías por el misterioso esplendor de la noche tropical.

El talento y la erudición del pintor son dos de las cualidades por las que la obra de Duval-Carrié, artista haitiano residente en Miami, trasciende una lectura simple de las imágenes que aparecen en sus lienzos.

Habitada frecuentemente por los mitos y leyendas de su país natal —espíritus del bosque, apariciones o magos que deambulan por un paisaje tropical—, la obra de Duval-Carrié tiene poco que ver con el folklore hatiano, excepto que utiliza sus raíces y su mitología para desplegar su arte.

Obras tempranas como “La traversée” (1996) aluden a la peligrosa emigración hacia Miami de miles de haitianos en pequeñas embarcaciones, mientras que en “Le débarquement à Miami Beach” (1997), que podría haberse titulado “Los dioses abandonan Haití”, se ve en primer plano deidades del panteón vudú contra la silueta nocturna de Miami; son dioses desplazados, fuera de contexto, quizá una referencia al derrocamiento del presidente Jean-Bertrand Aristide.

Por su parte “Her Saving Grace La Sirene” (2010) es un retrato de La Sirena, otra diosa del vudú (Yemayá en la tradición Yoruba), que sale de las profundidades del mar como un signo de esperanza frente a las ruinas de la catedral de Puerto Príncipe, destruida por el terremoto ese mismo año.

La riqueza cultural de la religión vudú es un tema que Duval-Carrié conoce profundamente, y que tiene una gran importancia en Haití, más allá de los tópicos que se le atribuyen en el extranjero. Es una tradición que está llena de dobles lecturas y significados, que honra a los ancestros y que se acomoda a diversas situaciones contemporáneas, a la que le solo le falta una Ilíada o una Odisea, que recoja por escrito sus mitos y leyendas. Duval-Carrié ha creado en su obra una mitología de los orígenes de Haití y su vaivenes hasta nuestros días, en la que hasta sus propios dioses han tenido que emigrar a los Estados Unidos.

Una cabeza espectral flota como una aparición sobre el paisaje, en plata y negro, de "Laguna mística, al estilo de Church" (2013), de Duval-Carrié.
El frondoso paisaje tropical de "Cascada y colibríes, al estilo de Martin Johnson Heade" (2013).

Una nueva visión

“Paisajes imaginados” no sólo tiene una estética diferente que su trabajo anterior, sino que abarca además todo el ámbito del Caribe. La exposición propone una exploración que empieza en Panamá y pasa por Jamaica hasta llegar a las montañas de Haití. Es el resultado de un año y medio de trabajo, empezado antes de que la sala donde se expone en el nuevo museo de Miami tuviera siquiera techo.

Parte de la inspiración de “Paisajes imaginados” proviene de dos pintores asociados con la Escuela del Río Hudson, Frederic Church y Martin Johnson Heade, grandes paisajistas norteamericanos que también viajaron y pintaron el Caribe.

“Me concentré en dos artistas cuya obra me gustó”, comenta Duval-Carrié. “Si en el siglo XVIII parte de la pintura evocaba un inventario exótico de la fauna y la flora de las Antillas, en el XIX se vuelve más romántica y se centra en paisajes idílicos del Caribe. Y es también el Siglo de las Luces, el siglo de la cultura y la emancipación de las colonias”.

El concepto de la mujer libre comienza también en el siglo XIX, representado en la exposición por una figura femenina con cabeza de estrella.

Los cuadros de Church y Heade fueron parte del interés norteamericano por desarrollar el Caribe. “Mandaron equipos de exploradores, científicos y artistas norteamericanos, sobre todo paisajistas, para presentar las bondades del Caribe a los inversionistas de Nueva York”, explica el pintor.

Así, cada pintura de “Paisajes imaginados” es un cuadro histórico, re-imaginado a partir de una obra clásica, una situación política o social de las islas del Caribe, con el irresitible poder de seducción de Duval-Carrié, que transforma conceptos remotos en imágenes voluptuosas, mágicas, tan intrincadas como fascinantes.

La exposición es un verdadero “tour de force” de Duval-Carrié, que demuestra que es una suerte de Alejo Carpentier de la pintura, cuya obra se sostiene en una cultura enciclopédica y cosmopolita, en un profundo conocimiento del Caribe pasado y presente y, sobre todo, en una imaginación portentosa.

Situar a superhéroes y de dibujos animados en una barca de emigrantes, como hace en uno de sus cuadros, puede parecer una “boutade” del pintor, pero el ominoso barco de guerra gris que aparece al fondo es un recuerdo real: “He visto tantas veces eso desde mi casa, cuando vivía en Puerto Príncipe”, comenta.

Como Boukman o Mackandal, sacerdotes del vudú y artífices de la independencia de Haití, Duval-Carrié es un bromista y un mago, que transforma el pasado más ignoble en algo extraordinario: belleza pura.

Recursos

  • PAMM: www.pamm.org/exhibitions/edouard-duval-carrié-imagined-landscapes
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sobre el autor

Javier de Pisón

Javier de Pisón fue durante 15 años corresponsal cultural del periódico "El País" desde Nueva York, ciudad donde dirigió periódicos y revistas. En Miami Beach, colaboró con diferentes proyectos artísticos y fundó la galería de arte más loca que nunca esta ciudad viera, llamada Wild Seduction Gallery.

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