Cables
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Entonces me senté en la barra de un bar esperando que llegaras, tomaras una silla, cerraras mi computadora y me propusieras salir de ahí, dejar todo eso y fuéramos a ver como la tarde caía ante nosotros, desde tu balcón, ese balcón que se ve
interferido en su hermosa vista por horrendos cables de luz y teléfono.
Hablamos de los que se tiene que hablar, del ser, del estar, del tiempo y de la luz, compartimos teorías y posturas, nos reímos, el vino nos embriago, nos lleno de ganas de estar juntos, de no callar nuestras bocas.
De esas ganas de hacer el amor no sólo con el cuerpo, de esas ganas de hacer el amor con el alma, desnudarnos hasta el tuétano, hasta la médula, hasta que ya no encontremos más.
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