Poema I
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A veces la vida es una situación que queremos tomar de manera abrupta, vivirla desesperadamente y tomar acción de manera inmediata, sin embargo el tiempo
nos va enseñando que podemos regresar el chip y entender la vida como cuando
éramos niños.
Sí, como cuando niños. Cuando el día duraba una eternidad, podíamos estudiar,
jugar, correr, tomar la siesta, cansarnos, volver a jugar y todavía nos alcanzaba el
tiempo para aburrirnos.
Las vacaciones eran demasiadas, nos sobraba tiempo.
Ahora… ¿ahora qué tienes de eso?
Vivimos apresurados, corriendo, gastando, debiendo, temiendo.
Con el tiempo corriendo y contando en cuenta regresiva en nuestra contra.
El tiempo es dinero.
El tiempo es lo más sagrado.
Tan sagrado y tan devaluado que lo medimos a través del dinero. ¡Qué poca
madre!
Podríamos medirlo de mil formas más, tiempo igual a amor, a arte, creación,
a imaginación o inversión.
Pero preferimos medirlo y cuantificarlo en base al dinero.
Nos da tanto y nos roba la vida.
Cuántos de ustedes, de nosotros, hacemos lo que nos hace sentir plenos, por qué
nos quejamos de la vida y lo fugaz que es, lo único que tenemos es el presente y lo desperdiciamos haciendo “lo que se debe de hacer”.
Mi terapeuta dice que no todas las personas tenemos la capacidad de hacer los
sueños realidad. Yo por lo menos he logrado cumplir todas las metas que he fijado,
(las reales, las que si se cumplen, los sueños humanos, al alcance humano)
Pero, aún tengo más, muchas más.
Tengo metas y sueños, tengo el tiempo a mi favor, por qué no me mueve el dinero,
me mueve la inspiración.
Y si mal no recuerdo, de niña la inspiración y los sueños me movían también.
Ojalá que la vida me alcance, que el reloj siga corriendo mientras yo voy brincando
de grano en grano, disfrutándolo y no padeciéndolo.
Aprovechándolo y no agonizandolo.
Tengo aún mucho más que dar y hacer.
Hoy le preste mi libreta de sueños a mi mejor amiga, estamos sentadas en un
parque del centro de la ciudad viendo la superluna, con un café barato,
unas galletas y un hotdog.
Las piernas se me entumen en este invierno adelantado, siento como la vida va y el
tiempo no se detiene, como la luna nos ve decretar y nos deja soñar. Esa libreta no
guarda sólo sueños, guarda el tiempo, la realidad, todos los tiempos conjugados en verbos.
Presente, pasado y futuro corre por esas letras, por qué lo que ahí hay, no son solo sueños, sin decretos, es la realidad[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]