Orfandad

Piel. Todo el espacio es piel. Oscura y densa. Dentro de esta piel hay una escalera. Una escalera sin dirección que se extiende hacia la nada. No tiene barandilla ni descansos. Es infinita. Sus peldaños son torsos de omoplatos, vertebras y músculos desgastados. Idas es la única habitante de ese espacio amorfo. Transita sin descanso en todas las direcciones fuera del tiempo. Su andar es una ilusión óptica que desconcierta porque no se sabe si sube o baja. El sonido de sus pasos es sordo como una cámara presurizada. Recelosa de la belleza es guardiana de los sentimientos extintos. Se desplaza hacia la realidad a través de un portal que aparece cada vez que germina el amor, la felicidad o el deseo en las almas perdidas y succiona ese sentimiento dejando a su paso destrucción, soledad y odio. Las generaciones han dejado de reproducirse aproximándose a la extinción. La tarea esta casi completa e Idas se siente satisfecha.

Luz. Todo el es espacio es una luz incandescente. Dentro hay una escalera que se pierde en las alturas y en el subsuelo. La barandilla es de oro y piedras preciosas. Sus descansos son amplios y pulcros. Los peldaños de mármol relucientes dan la impresión de estar dentro de un espejo. Es una atmosfera cálida en donde el tiempo es vital. Antar es quien habita. Aguarda sentado con la mirada apacible en espera de ser llamado ante la suplica de soledad y tristeza de los espíritus vacíos. Siembra el amor y la esperanza para la supervivencia. Antar sabe que hay mucho por hacer.

Las tareas opuestas de Idas y Antar los mantienen alejados, pero en algún punto los dos espacios convergen sin que ellos lo sepan.Poco a poco van acercándose. El momento ha llegado. Se reconocen el uno al otro. Su antagonismo los atrae. Se complementan. El producto de esa concepción ha nacido en un nuevo sentimiento. La armonía entre los seres darácomo hijo único al libre albedrio. Idas y Antar desaparecen dejándonos en la orfandad.