Murió mi psicólogo
[vc_row][vc_column][vc_column_text]En principio debo decir que creo firmemente en el destino,
la vida es un constante ir y venir,
a veces,
sin darnos cuenta,
la luz que posee nuestro interior se asoma y sentimos la alegría del ser,
brillamos y sonreímos, nos compartimos y componemos canciones felices.
Otras tantas nos dejamos llevar por la mente
y aceptamos el sufrimiento que tiene amorosa para nosotros,
somos imperfectos, somos tristes.
En una de esas ocasiones en que amanecí gris,
el arquitecto puso en mi camino a mi maestro, gurú y amigo
supuse que sería el único que podría ayudarme a alejar los monstruos
por algo la vida lo puso ahí en medio mientras yo perdía el tiempo contando nubes negras.
El problema con el que llegué al consultorio es que oía mucho ruido en mi cabeza,
era como tener injertado en el cerebro una radio averiada sin botón de apagado
y con baterías infinitas,
voces del noticiero que anuncia desgracias a diario,
mi familia,
yomismo exigiéndome lo que no puedo dar.
Hicimos muchos tipos de terapias,
incluso no veía mal que de vez en cuando
fumara un porro para evidenciar
el justo tamaño de los problemas diarios.
Deje de oír 500 voces,
ahora sólo oía tres o cuatro que no eran tan malas.
Un día me dijo que se sentía satisfecho con mis avances,
que no quedaba mucho que enseñarme,
por lo cual de ahora en adelante sólo nos veríamos una vez al mes.
Mi yo consciente se alegró por mí,
Pero el ego no…
“Algo hicimos mal, por eso ya no quiere vernos”,(protestó)
fingí que no escuché esa voz áspera y pastosa,
subí a mi auto y agite vigorosamente la mano despidiéndome de mi psicólogo.
En lo que pasaban los días hasta mi nueva cita tuve tiempo para pensar
y escuchar a la vos que había vuelto sana y salva de la luna,
así que decidí volverlo a buscar,
incluso antes de que pasara el mes entero.
Debo decir que creo firmemente en el destino.
El día que le marqué no contestó su teléfono,
seguro estaba sanando a alguien más
y al haber vivido la horrible experiencia de las 500 voces en mi cabeza
decidíen un acto de valor darle un par de días más,
¿qué podría pasar?.
Ese mismo día se comunicaron conmigo para avisarme que
Mi psicólogo había muerto.
¿Ahora qué me digo en estos momentos en que amanecí gris?,
¿Cómo apago el radio?
¿Quién me va a dar de alta?.
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